El otro día rebuscábamos cosas por Internet y llegamos hasta esta imagen que nos trajo muchísimos recuerdos de nuestra infancia: nuestras botas de agua de nuestras queridas katiuskas. Sí, así se llamaban entonces, aunque en realidad eran:
Eso mismo: «botas p’agua». La verdad es que no tenían ni punto de comparación con las que tenemos ahora, como puedes comprobar en nuestra sección, pero conservan el mismo espíritu. Ahora son más finas, más cómodas, más bonitas y no sabría decir si se usan menos.
Hace muchos años, como los niños estábamos mucho por la calle, nos las poníamos cuando comenzaba el invierno y no nos las quitábamos casi hasta la primavera. Quizá tampoco había tanta cultura de contar un buen repertorio de fondo de armario de calzado.
Hoy en día se las ponemos a los niños -en muchas ocasiones, no decimos que sea la regla general- solo para salir un poco cuando ha llovido, para que puedan correr y chapotear por los charcos. Que no hay mayor delicia para los más pequeños que ponerse a saltar en el barro. Y es que aunque Peppa Pig pareciera haberlo puesto de moda, la verdad es que no, lleva siendo el divertimento de los peques (y a veces también de los grandes) desde hace mucho, mucho tiempo.
¿Por qué las botas de agua en España se llamaban katiuskas?
El motivo por el que las botas de agua en España se conozcan popularmente con el nombre de ‘katiuskas’ proviene de una famosa zarzuela (genero de teatro lírico) escrita por Emilio González del Castillo y Manuel Martí Alonso y música compuesta por Pablo Sorozábal, que se estrenó en el Teatro Victoria de Barcelona el 27 de enero de 1931.
Dicha obra musical llevaba como título ‘Katiuska, la mujer rusa’ y la protagonista principal aparecía en escena provista de unas botas altas de media caña, las cuales recordaban a las utilizadas comúnmente en los días de lluvia.
La popularización de dicha pieza teatral hizo que rápidamente a las botas de agua se les comenzase a llamar ‘katiuskas’debido a que muchas eran las mujeres que acudían a la zapatería y pedían ‘unas botas como las que lleva Katiuska’.
Cabe destacar que, en el mundo anglosajón, las botas de agua son conocidas como ‘Wellington boot’ o ‘Wellies’ ya que fueron popularizadas en 1817 por el Duque de Wellington.
Quizá es uno de los modelos de calzado más antiguo en el tiempo, y que sempiterno, siempre vive con nosotros: en nuestra infancia y cuando somos mayores en forma de recuerdos.
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